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Vorträge
Conferencia - 28 de septiembre de 2018

Sobre el trato con las construcciones del tiempo nazi en Alemania

Conferencia del evento »Exhumar el franquismo. Qué hacer con el Valle de Cuelgamuros« el 28 de septiembre de 2018 en Madrid

Señoras y señores, queridas amigas, queridos amigos. Les agradezco la oportunidad de participar de este evento y de hablar aquí. Esto no es ninguna frase vacía como es usual en tales ocasiones. Yo considero este agradecimiento sinceramente una necesidad. Porque la solidaried para con el pueblo español, el odio al régimen de Franco, el recuerdo de la República Española, de la Guerra Civil de los años de 1936 a 1939, del papel de las Brigadas Internacionales en las cuales lucharon millares de antifascistas alemanes, son unos de los pocos puentos firmes en el pensamiento y la actuación de la izquierda alemana que sobrevivieron el fracaso del socialismo en los años 1989 y 1990 durante los cuales tantos convicciones supuestamente eternas desaparecieron.

Hablemos de nuestro tema de hoy: Al fin de la dictadura fascista, Alemania se encontraba en una situación completamente diferente de que la de España al fin del gobierno de Franco. La liberación de Alemania se efectuó de fuera, por las tropas del Ejército Rojo de la Unión Soviética y las tropas de los aliados ocidentales – Estados Unidos, Gran Bretania y Francia.

Las potencias ocupantes inmediatamente tomaron el control sobre el país. Una de la primeras medidas que tomaron fue la prohibición del partido nazi y sus organizaciones y estructuras subordinadas y la prohibición de todos los símbolos del fascismo. Hoy en día se puede encontrar por el Internet docenas de fotos y vídeos que muestran como soldados de las potencias ocupantes en aquel tiempo destruyeron esvásticas de piedra o cortaron las cabezas de águilas de imperio hechas de piedra.

Sin embargo, la activa y visible destruccción de los símbolos fascistas fue solamente un aspecto subordinado. Con la ocupación de Alemania, o más corecto: con la liberación del país del fascismo, los aliados asumieron la responsabilidad para eliminar de las cabezas de los alemanes el pensamiento fascista, tiendo en consideración de que la gran mayoria de ellos hasta el último momento del gobierno de Hitler no había sido lista de romper con el fascismo.

Este no es lugar y el momento para tratar este tema más profundamente porque este desarollo se realizó en caminos bastante diferentes en los dos Estados alemanes. Basta recordar que en Alemania ocidental, yá unos pocos años después de la guerra, altos representantes del régimen nazista estaban capazes de retomar posiciones de influencia tanto en la política como en la economía. Solamente en los ùltimos 5 o10 años, la Alemania oficial ha empezado de dedicarse a este aspecto de su historia.

Hablemos sobre la cuestión como la Alemania en los años depués de la dictadura fascista trató aquellos construcciones que tenían que ser consideradas símbolos del régimen hundido.

Tenemos que tener en consideración que las construcciones de los tiempos de Hitler, junto a su simple valor funcional, cumplieron dos tareas específicas, como lo formuló el profesor Wolfgang Benz, historiador y durante muchos años Director del Centro de la Investigación del Antisemitismo en Berlin: »Seducir y subyugar.«

Sin embargo, la Alemania oficial hasta hoy no há logrado de desarrollar, y efectivamente no lo há querido, una concepción íntegra para el trato con las construcciones del tiempo nazi.

En unos raros casos, la Alemania oficial simplemente tenía buena suerte.

La Nueva Cancillería del Reich, la residencia pomposa de Hitler en el centro de Berlin, construída dentro de pocos meses por millares de trabajadores forzados e inaugurada en enero de1939, fue destruído casi completamente en las últimas semanas de la guerra. Despúes de la guerra, las ruinas fueron eliminadas dejando un espacio vacìo. Durante muchos decenios ni fue posible a visitar este lugar donde estaba la Nueva Cancilleria porque en este mismo sítio se encontraba la frontera entre la República Democrática Alemana y Berlin Ocidental.

Cosa similiante aconteció en relación al llamado Berghof en el Obersalzberg, la residencia de montaña de Hitler, construida in primer lugar para su uso privado. Inmediatamente después del fin de la guerra, este »Cuartel General del Führer en Los Alpes« fue completamente destruido por soldados estadounidenses para evitar que las ruinas se transformaran en lugar de peregrinación de viejos y nuevos fascistas.

Inmediatamente después de la muerte de Rudolf Hess, último detenido en el presidio aliado para criminales de guerra in Spandau, perto de Berlin, en agosto de 1987, el edificio fue, por decición de los aliados, completamente destruído, con la misma intención - evitar que el sítio se transformara en lugar de peregrinación de viejos y nuevos fascistas. Hoy en día, en el lugar del presidio existe un hípermercado.

Pero en muchos otros casos se continuó usar los edificios en discusión por razones simplemente pragmáticas. Pero sin reflección alguna sobre la historia y el carácter de esses edifícios.

Yo hablo, por ejemplo, del Aeropuerto de Tempelhof en el centro de Berlin que fue en pleno funcionamiento hasta otubre de 2008.

Yo hablo del antiguo Ministério de Aviación del Reich que en la República Democrática Alemana fue usado com »Casa de los Ministérios«. A partir de 1990 fue el sede de la Agencia fiduciaria fundada con el objetivo de liquidar la economia de Alemania Oriental. Hoy en día es sede del Ministério Federal de las Finanzas.

Yo hablo del gigantesco campo de congresos del partido nazi en Nuremberg cuyos edificios e instalaciones cobren cerca de 16 kilómetros cuadrados.

Y yo hablo del llamado Balneario de los 20.000 de Prora, en una de las playas más bonitas del mar Báltico.

Todos estes edificiós y construcciones fueron, de una manera o otra, expresión de una gigantomía coletiva y de la pretensión de dominio mundial.

Albert Speer, que es recordado en primer lugar como arquitecto »personal« de Hitler, desarrolló en los años de su detención como criminal de guerra una »teoría de las ruinas«. De acuredo con esta teoría, las construcciones del tiempo nazi sobrevivirían siglos y hasta milenios y divulgarían su mensaje original mismo como ruinas.

Por eso mismo, y yo cito más una vez a Wolfgang Benz, »caminos tienen que ser encontrados para romper la magia puesta en escena por las construcciones monumentales del socialismo nacional y para activar la refleción sobre el poder violento y terrorista.«

En algunos pocos casos esto ya fue realizado con buen éxito.

En el centro de Berlín, sólo pocos metros del famoso Potsdamer Platz, se encuentra la »Topografía del Terror«, un terreno de unos cientos metros cuadrados. En este lugar se encontraban hasta 1945 el cuartel general de la SS, la central de los servicios secretos internos y externos del Reich y la central de la Gestapo, la policía secreta política del régimen de Hitler. Ese complejo de edificios era destruido en los últimos días de guerra. Después del fin de la guerra eran desescombrados las ruinas. Sólo algunas cuadros de sótano, una vez lugares de tortura, se conservaban.

En el fin de los años 1980 surgió del dentro de la sociedad civil la idea de estabelecer en este mismo lugar un centro documentación para informar futuros visitantes profundamente sobre los mecanosmos y el modo de funcionar del terror fascista. Duraba cerca de veinte años hasta que el proyecto se hiciera realidad. El año pasado venían aproximadamente un millón de visitantes. De este manera la »Topografía del Terror« es uno de los memoriales más visitados en Berlín. Importante de saber: La »Topografía del Terror« es un museo estatal que significa que el gobierno local de Berlín tiene la responsabilidad de garantizar el financiamiento adecuado.

Otro ejemplo es la »Casa de la Conferencia del Wannsee«. En esta casa, una villa representativa, encontraban en enero de 1942 altos funcionarios ministeriales del régimen de Hitler, tanto militares como civiles, para discutir la »solución final de la cuestión judía«, es decir, la eliminación física de toda la población judía de Europa. Hasta el principio de los años 1990 la casa era utilizada como objeto de reposo para niños de familias socialmente débiles, sin duda un empleo adecuado. Pero no había indicación alguna sobre la historia y los acontecimientos históricas que se realizaran aquí. Ya en 1966 el historiador Joseph Wulf, sobrevivente del campo de exterminación de Auschwitz, presentó la idea de instalar en esta casa perto del lago Wannsee un centro de documentación. En este caso la realización de la idea duraba cerca de treinta años. En 1992 se inauguró en la »Casa de la Conferencia del Wannsee« un Centro de Memória y de Educación Histórica. En 2006 la exposición permante fue reinaugurado.

Entretanto, también en Núremberg fue implantado un centro de documentación que corresponde adecuadamente a los requisitos del tiempo.

Un otro aspecto tiene que ser mencionado. Despues de fin del República Democrática Alemana y su anexión a la República Federal de Alemania en otubre de1990, había de parte de las autoridades ocidentales intentos fuertes de hacer desaparecer del espácio público el recuerdo a la lucha antifascista y especialmente al movimiento comunista. Cientos de calles se hacían renombradas, docenas de monumentos eran demolidas.

En Berlín, por ejemplo, había hasta 1990 una calle con el nombre de Hans Beimler, el comisário de la Brigada Internacional que murió en los alrededores de Madrid el 1 de diciembre de 1936. Hoy, este calle es dedicada a un funcionário público socialdemócrata de los años 1920.

En Chemnitz sin embargo hay hasta hoy un monumento para Hans Beimler, a pesar de que esto debiera ser arrancado cinco años atrás. Pero se levantaba la resistencia masiva de la sociedad civil. En esto, militantes de mi partido, de la LINKE, desempeñaron un papel decisivo. Sea como diputados del parlamento local, sea como miembros del club »Amigos y familiares de militantes por la República Española 1936-1939« que se fundó unos veinte años atrás.

Solo unas pocas semanas antes, en el mismo tiempo durante el cual una chusma neofascista rabiaba por las calles de Chemnitz y cazaba a refugiados, el monumento para Hans Beimler que había sido erigido originalmente en 1979, era de nuevo inaugurado. El gobierno de la ciudad de Chemnitz había tomado una gran parte de los gastos.

Un acontecimiento que encoraje futuras luchas. Muchas gracias.

Letzte Änderung: 4. November 2021